
..más ahora, sus ojos liberados deteníanse en el plano de lo inmediato y veían y reconocían cuanto era visible, familiarizándose con este mundo sin preocuparse por su esencia ni aspirar a una más allá. !Que hermoso era el mundo para quien lo contemplara así, sin ningún deseo de explorarlo,con una visión ingenua y de infantil simplicidad!! Que hermosa eran la luna, los bosques, las flores, las mariposas! ! Que hermoso y agradable era deambulear así por el mundo, tan despreocupadamente y con el corazón abierto a todo lo inmediato, sín recelo de ningún tipo!
Todo esto había existido siempre, mas Siddhartha no lo había visto: su espíritu se hallaba ausente.Pero ahora estaba allí, formando parte de esas cosas...
Siddhartha.
1 comentario:
cuando apareciste aquella mañana en el despacho y me dejaste el libro sobre la mesa, me sorprendió, no me lo esperaba...
desde aquí, te doy las gracias por compartir conmigo la historia de Siddhartha, a veces aprendemos más de un simple barquero que de todas las grandes experiencias que vivimos...una vez más gracias Frank.
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