miércoles, 14 de marzo de 2007

....DEBAJO DE LA PALMERA...

Me desperté, tomé rumbo a la mar. Es una pasión que viene de siglos. Siempre el mar ha fascinado y ha atraído a todas las gentes. Yo no iba a ser menos y hice lo mismo. Una vez allí, puse la toalla en primera línea de playa, igual que todo hijo de vecino, para no perderme el abecedario de ninguna ola . Poco tiempo pude disfrutar del silencio. La riada humana se te tira, prácticamente encima, como verdadera alimaña. Ni un permiso de buenos modos y modales. Tampoco un perdón. Nada de nada. Yo creo que a más de uno, le hace falta matricularse en la doctrina de zeta-pe, o sea, en la educación para la ciudadanía. No lo entiendo como se puede ser tan animal en un mundo de posibles y presuntos honoríficos. En cualquier caso, le doy el pésame a ese señorito de playa que tiene el alma empobrecida hasta cuando está de descanso.

Las sombrillas se besan unas a otras, mientras los cuerpos se dan codazos en vez de abrazos. Y a poco que te dejes, te dejan pero sin espacio. Te lo expropian y apropian. Conmigo también lo intentaron. Algunos tenían unas ganas locas de que me fuera. Pues no, chicos de bañador y peinado a la última, tuve que reclamar mi espacio vital. A mi auxilio, sólo respondió la indiferencia. Aquello, más que una playa parecía una plaza de víboras. Cada cual iba a lo suyo, haciendo su territorio entre la arena. A esto, el mar, veo que sonríe. O que me ha oído. Sus brazos, toman posiciones para darnos un baño de música y sal. Yo le aplaudo. Me sale del corazón.

Debajo de la palmera he descubierto, igualmente, poco amor y muchas adversidades. Aunque, como ahora dicen los psicólogos, de las penurias también se aprende. Desde luego, yo detesto que tengamos que crecer a golpe de vidas.

También he visto en la orilla del mar a mucha gente andar como perdida, en un ir y venir de acá para allá como un robot, con los bolsillos del alma vacíos y la mirada triste. No vale la pena acercarse. Nadie te escucha.

Que uno coloca la toalla delante, yo más adelante… (Siempre el yo por delante)…Hasta que el mar se lo llevó todo. Menos mal.

Done, cuando menos, una sonrisa. No cuesta nada y enciende los ojos a cualquiera. Hágalo, aunque sea a las arenas de las playas.
Gracias, dijo el mar, esponja de nuestras suplicas.

2 comentarios:

silversroadnottaken dijo...

debajo de la palmera qcon riesgos de ataques de cocos o invasion toallera de la silvi. jajjajaj un placer estar contigo debajo de la palmera...besos princesa

silversroadnottaken dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

almuerzo con los colegas...jajaj

fotos de momentos especiales

Archivo del blog

Seguimos queriendo ser como niños

Seguimos  queriendo ser como niños
Rob Gonsalves

El rojo....que bien te sienta

El rojo....que bien te sienta